
Instrumentos de cuerda
Arte
Contemporáneo
Ubicación
Espacio de arte Plaza Patria
Guadalajara, Jalisco
Año
2021
Artista
Francisco Morales
Una tuerca es una pieza mecánica con un orificio central roscado que se utiliza para acoplar un tornillo, en forma fija o deslizante. La tuerca permite sujetar, fijar uniones de elementos desmontables. En ocasiones puede agregarse una arandela para que la unión cierre mejor y quede fija.
Se dice que el inventor de la tuerca y el tornillo fue el griego Arquitas (430 -360 A.C.) a quien se atribuye también el invento de la polea. Arquímedes (287 - 212 A.C.) perfeccionó el tornillo y lo llegó a utilizar para elevar el agua. También fue Arquímedes quien inventó el tornillo sin fin.
La tuerca, como objeto, es un artefacto estético de proporciones armónicas y con una larga historia que le confiere un valor muy especial. En este proyecto, el título "Instrumentos de cuerda" evoca musicalidad al aludir al doble sentido de la palabra. Por una parte, la cuerda del tornillo y, por otra, la de un instrumento musical. El propósito es pensar en la cuerda en el contexto de algo más sutil, más poético, más espiritual.


Volviendo a la idea de la tuerca, es interesante señalar que esta ejerce presión sobre el tornillo en el sentido de las manecillas del reloj y, a su vez, el reloj funciona mediante la cuerda. La referencia al reloj nos lleva a la noción de algo más preciso, relacionado con el tiempo.
En términos de percepción e imagen, la instalación genera una atmósfera que sugiere una detención en el tiempo. Las tuercas de gran formato complementan el dramatismo de los lienzos y refuerzan la sensación de pausa, de momentos congelados.
Los lienzos funcionaron como testigos del efecto de la intemperie durante meses. En el proceso de oxidación del metal, los lienzos quedaron tatuados de forma permanente.
Algunos de los lienzos están montados sobre bastidores, lo que les da una sensación de permanencia y presencia estática. El espacio se asocia al silencio. Los lienzos suspendidos tienen un carácter volátil, frágil y efímero, y enfatizan las huellas de los pliegues, que se muestran en toda la superficie de los lienzos, así como las marcas de oxidación, que en conjunto crean lo esencial: LA ESTÉTICA DEL DETERIORO.
La muestra se complementa con dos bancas que replican rieles en una escala mayor. Estas están precedidas por pasos (zapatos de concreto, parte de una instalación de la artista Claudia Rodríguez) que, metafóricamente, rematan en ellos. Los rieles seccionados se pueden interpretar como recorridos inconclusos, que, junto con las tuercas, evocan en cierto modo un ambiente de un paraje deshabitado.





Así como usamos la tuerca y el tornillo para resolver problemas técnicos, seria de vital importancia encontrar fórmulas que nos sirvieran para reajustar, para nivelar, para resignificar nuestras formas de vida. Esta idea cobra especial relevancia después de experimentar los fenómenos que nos aquejan en la actualidad y que nos obligan a modificar nuestras conductas, desde los procesos laborales hasta las formas de interactuar. Si bien las tuercas no funcionan como paliativo contra ninguna pandemia, quizás nos sirvan como recordatorio para DAR OTRA VUELTA DE TUERCA a los motivos de nuestra existencia.
